El recocido y la normalización son procesos fundamentales en el tratamiento térmico de metales, diseñados para mejorar la estructura interna del material y garantizar propiedades mecánicas óptimas.
Aplicados mediante inducción, estos tratamientos ofrecen ventajas significativas frente a métodos convencionales, como hornos eléctricos o de gas, gracias a su rapidez, precisión y eficiencia energética.
La diferencia principal con el revenido radica en el objetivo y el momento del proceso. El revenido se aplica después del temple para reducir fragilidad y ajustar la dureza, manteniendo alta resistencia superficial. En cambio, el recocido y la normalización se realizan antes del mecanizado o como tratamiento intermedio, buscando modificar la estructura interna del material, reducir tensiones acumuladas y mejorar la ductilidad, no para conservar dureza sino para facilitar procesos posteriores y garantizar propiedades uniformes.
Gracias a la inducción, estos procesos se pueden integrar en líneas automatizadas, ofreciendo calentamiento localizado, control preciso de temperatura y tiempos muy reducidos. Además, existen diferentes configuraciones para su implementación: con el mismo inductor tras el temple, mediante túneles de recocido y normalización para grandes volúmenes, o en estaciones independientes para piezas de gran tamaño.
El recocido por inducción es el tratamiento térmico que, en general, tiene como finalidad principal ablandar el acero, regenerar la estructura de aceros sobrecalentados o simplemente eliminar las tensiones internas que siguen a un trabajo en frío.
Consiste básicamente en un calentamiento hasta la temperatura de austenización (entre 800ºC y 950ºC dependiendo del tipo de acero) seguido de un enfriamiento lento.
La normalización por inducción es un proceso de recocido. El objetivo de la normalización consiste en dejar el material en estado normal, es decir, con ausencia de tensiones internas y con distribución uniforme del carbono. Para ello, se mantienen las temperaturas altas hasta la total transformación en austenita con enfriamiento al aire.
Se suele emplear como tratamiento posterior a la forja, y previa al temple y revenido.
El uso de máquinas de recocido y normalización por inducción no solo mejora la calidad del producto final, sino que también reduce el consumo energético y optimiza la productividad, convirtiéndose en una solución clave para la industria moderna que busca eficiencia, sostenibilidad y resultados consistentes.
Recocido por inducción de piñones