Existen varios tipos de sellado como el sellado en caliente, el sellado en frío y el sellado con espuma de polietileno laminado. Dentro de los tipos de sellado en caliente podemos destacar el sellado por inducción.
Es conveniente tener en cuenta el material del envase, el producto a sellar y las características de separación que requiere para seleccionar el sello adecuado.
La inducción es la técnica más adecuada para el sellado de envases plásticos y de vidrio.
Para utilizar esta técnica las tapas han de ser suministradas con los discos de sellado. Éstos tienen que estar compuestos de una lámina de aluminio y una capa de polímero compatible con el material del envase a sellar.
El sellado por inducción mantiene intacto los procesos de envasado y tapado.
El hecho de sellar un producto influye en la imagen ante el usuario final, en su fabricación, el transporte y por supuesto en el propio producto como son: la garantía de inviolabilidad, caducidades más largas con garantía, conservación y mantenimiento de características organolépticas y protección del producto (de derrames, hurto, oxidación…) entre otras.
La utilización del sellado por inducción añade además otras ventajas.