La soldadura blanda por inducción es ideal para unir piezas metálicas con recubrimientos delicados, evitando daños por sobrecalentamiento. Este proceso se caracteriza por su rapidez, control preciso de temperatura y alta repetibilidad, lo que lo convierte en una solución eficiente para la industria eléctrica, electrónica y automotriz.
Nuestra tecnología garantiza temperaturas exactas, distribución homogénea del calor y procesos repetibles, ideales para aplicaciones industriales que requieren máxima calidad y eficiencia energética.
La soldadura blanda (“soldering”) es el proceso de unión de dos piezas mediante calor y un material de aportación que se funde a una temperatura por debajo de los 427 ºC (800 ºF) y por debajo del punto de fusión de las piezas a ser soldadas.
El material de aportación utilizado en soldadura blanda varía en función del material de las piezas a unir. Las aleaciones que más se utilizan son de estaño-plomo, estaño-plata, estaño-zinc.
El objetivo de este proceso de soldadura entre piezas de iguales o distintos materiales, es crear una unión permanente de alta resistencia, simplificar la operación mecánica y adoptar técnicas de producción sencilla, siempre compatible con las exigencias de la producción en cadena entre otros.
Además, permite trabajar con diferentes aleaciones y geometrías, garantizando uniones limpias y resistentes sin comprometer la integridad del material base. Gracias a la tecnología de inducción, se optimizan los tiempos de producción y se reduce el consumo energético, ofreciendo una alternativa sostenible y confiable para aplicaciones industriales exigentes.
Existen distintos métodos para realizar la soldadura blanda por ejemplo el soplete, resistencia eléctrica, ultrasonidos o por inducción entre otros. La soldadura blanda realizada por inducción presenta una serie de ventajas frente a estos otros métodos.