El temple es un proceso de calentamiento seguido de un enfriamiento rápido para conseguir mayor dureza y resistencia mecánica del acero.
Para ello, se calienta el acero a una temperatura ligeramente más elevada que la crítica superior (entre 850-900° C) y se enfría luego más o menos rápidamente (según características del acero) en un medio como aire aceite, agua, agua más polímeros solubles, etc.
Existen diferentes métodos para realizar el calentamiento tales como horno eléctrico, horno de gas, horno de sales, llama e inducción entre otros.
En el temple por inducción los aceros normalmente utilizados tienen un contenido de carbono entre 0,3% y 0,7% (aceros hipoeutectoide).
El temple por inducción puede realizarse de dos maneras diferentes:
consiste en situar la pieza frente al inductor y realizar la operación sin desplazar ni la pieza ni el inductor. Este modo de trabajo es muy rápido, requiere una mecánica sencilla y permite una localización muy precisa de la zona tratada, incluso sobre piezas de geometría complicada.
consiste en recorrer la pieza realizando la operación en continuo, desplazando bien la pieza o bien el inductor. Este modo de trabajo permite el tratamiento de piezas de gran superficie a tratar y de grandes dimensiones.
Para un mismo tipo de pieza el temple al desfile requiere potencias más pequeñas con tiempos de tratamiento más largos en comparación con el temple en estático.